El moodboard es una colección de imágenes, croquis, materiales, colores y conceptos para describir emociones. Si una escenificación luminosa exige que existan unas sensaciones diferentes, unos collages simultáneos sobre varios temas diferentes permitirán condensar lo que se tenga que precisar sobre los contrastes y colores correspondientes a las diferentes escenas luminosas. Si bien es cierto que con el moodboard nos interesa en primer lugar conjugar imágenes no filtradas, la valoración y condensación son efectuadas a nivel analítico.
¿Entenderieron? Yo tampoco, pero voy a tratar de aclarar algunas dudas a partir de este momento.
Para empezar hablemos de los Moodboards como parte del proceso de diseño.
Es muy común que un diseñador pase horas creando un diseño a partir de un concepto que aunque estéticamente sea válido y cumpla con lo solicitado sea rechazado finalmente por el cliente. Luego viene la frustración que en algunos casos puede influir negativamente en el resto de los intentos que puedan hacerse hasta llegar a complacer al cliente.
Esto sucede porque un diseño puede tener varias soluciones creativas y todas estas vías pueden ser válidas. Pero el cliente, en el mejor de los casos, espera ver algo y puede darse y obtenga una solución que aunque válida sea diferente a lo que esperaba. La solución a este problema está en saber que espera el cliente y cumplir directamente con sus expectativas. La herramienta más práctica para ello, son los Moodboards.
Una mejor definición:
Un Moodboard es un poster o tabloide (impreso o digital) compuesto por imágenes, recortes, texto, colores en determinada composición con el objetivo de transmitir emociones al cliente y obtener una respuesta que permita definir a que estilos y preferencias responde mejor para poder realizar un trabajo de diseño equilibrado entre los requerimientos que pueda tener un diseño y la respuesta a los valores estéticos del cliente. En pocas palabras, un diseño efectivo, que guste a la mayoría y al cliente también.
El Moodboard puede ser útil para otros sectores creativos como la moda, los storyboards, filmes, diseño de interiores, entre otros.
Entonces, para empezar debemos partir de los resultados obtenidos de la investigación previa realizada analizando varios factores como la competencia, las tendencias y muy importante, la información obtenida del cliente, el diseñador debe formarse uno o varios caminos estéticos a seguir. Es entonces cuando debe conformarse el Moodboard, uniendo ejemplos, pantallazos, colores, tipografías y todo lo que sirva de inspiración para presentarlo al cliente y obtener una respuesta simple. Que le gusta y que no. Tendremos la base para crear sin necesidad de haber creado un diseño definitivo.
De esta forma ya tenemos una idea bastante concreta de que espera el cliente y podemos entregar un diseño mucho más certero ahorrándonos fracasos y por tanto que se desequilibre la relación tiempo disponible y presupuesto.
Quizás el único aspecto negativo de utilizar Moodboard es que un diseñador puede acomodarse y sencillamente copiar lo que el cliente elija como de su gusto. Esta práctica no es recomendable pues al final estaría en la misma situación que al prinicipio, entregar un diseño que será rechazado por falta de originalidad.
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